Consecuencia de los incendios en los cerros orientales, a Bogotá ahora la separa del cielo una densa, gris y espesa capa de humo.
Como si de una una pintura sombría se tratara, se despliega sobre Bogotá una capa espesa de humo sin límites que teje una narrativa de preocupación en la calidad del aire que respitan los capitalinos.
Producto de los incendios forestales que han azotado desde hace una semana los cerros orientales en Bogotá, a la ciudad ahora la separa del cielo una densa nube gris que recuerda todo el daño generado por acciones humanas.